En primer plano, el Recinto del Mirto; al fondo, a la izquierda, el Tempietto degli Ostostati Appaiati. El Recinto de los Arrayanes tenía forma rectangular, carecía de cubierta e interiormente estaba dotado de una triple serie de pilares adosados a los muros. El Recinto de los Arrayanes era el emplazamiento del bosquecillo sagrado que, según las fuentes, protegía la hierogamia del dios Apolo y la ninfa Cirene.